jueves, diciembre 20, 2007

El misterio de la Energía

Algunas reflexiones sobre un número

Ningún concepto físico es tan filosófico como el de Energía. ¿La Energía fluye? ¿La Energía se traspasa? ¿Ni se crea ni se destruye, tan sólo se transforma?

La Energía, en términos prácticos es aquella magnitud física que, cuando no se conserva en un proceso, suele ser el inicio de un nuevo descubrimiento. Uno que acaba definiendo un nuevo tipo de partícula o de energía que hace que finalmente todo sea coherente y podamos decir que sí, que la ENERGÍA con mayúsculas, como era de esperar, se conserva. Se han dado pasos de gigante con este método y el poder de la Conservación de la Energía es sólo comparable al del Teorema de Pitágoras de las matemáticas.

Desde luego, no es correcto decir que hay diversos tipos de energía. La Energía eléctrica, la química, la nuclear, la cinética… todas son iguales. Y, exactamente, su representación matemática es un número escalar. O sea, un número normal y corriente, de los de pagar. Porque, al final, la Energía es siempre aquello que pagamos. ¿Y se imaginan pagando 40,10 € en la dirección i, 32,50 € en la dirección j y 12,00 € en la dirección k? Por descontado, el hecho de que la Energía sea un escalar y no un vector o un tensor, simplifica muchísimo las facturas.

Así que sólo existe un tipo de Energía pero como nadie se atreve a darle un nombre –por lo trascendente y divino que resultaría- nadie habla de la ENERGÍA sino de las diversas energías de estar por casa. Pero ésta, la ENERGÍA, está siempre ahí con variadas apariencias. Sabemos también que no es un fuído, porque, en contra de la leyenda urbana, no fluye de un cuerpo a otro. La Energía no se traspasa, no es de diversos tipos y no fluye, tan sólo ES.

A la energía le pasa lo que a todo en el mundo, según el taoísmo, y es que viene a tener su contrario sin el cuál carece de entidad en la totalidad. En este caso, el contrario bien podría ser la Entropía, que nos explica la tendencia universal que tienen determinados procesos de ser espontáneos. Es decir, aquello que ocurre, lo hace en un sentido en el que la Entropía aumenta y la Energía total se conserva. O lo que es lo mismo, requerimos de la Entropía para explicar el sentido en el que ocurren las cosas y a Energía para explicar cómo ocurren. Cuando la Entropía crece en un proceso, lo hace a costa de una parte de aquél número asociado a la Energía. Con estos opuestos complementarios, como con el yin y el yang, describimos los procesos del Universo.

Ah! Se me olvidaba. ¿La Energía es la capacidad de generar un trabajo?
Esa es la definición clásica que nos dieron en la educación media.
Bien, supongamos un número al que podemos llamar "ENERGÍA TOTAL del UNIVERSO". Si ese número nos da la capacidad de hacer un trabajo, ¿Sobre Qué hace Trabajo el Universo?

(Alguien me recriminará que el Universo es un Sistema Cerrado pero considero eso tan sólo un truco dialéctico: ¿Cerrado respecto de qué?)

Algo falla en nuestras ingenuas definiciones de la Energía. Tal vez porque Energía y Tiempo van tan estrechamente de la mano -según parece indicarnos la naturaleza- que deben compartir igual de profundos misterios...

4 comentarios:

Edmundo V dijo...

Un artículo un tanto esotérico por la forma pero, no obstante, me ha gustado...

Sólo dos cosas para introducir la polémica:

La conservación de la energía y el teorema de Pitágoras no son comparables, el primero responde a la experiencia y en ese ámbito lo que hasta hoy es de una manera mañana puede ser de otra, el segundo por el contrario es una verdad de razón, estrictamente racional, universal y necesaria, luego siempre será así y no es pensable que pueda ser de otra manera.

Ahora, al hilo de lo dicho, ¿no es una contradicción en los términos hablar de "magnitud física"?¿No refiere esa expresión a dos ámbitos bien diferenciados como son el de las matemáticas vía el término "magnitud"(verdades de razón, discurso universal y necesario) y el de la experiencia vía el término "física" (verdades fácticas, "válidas" en tanto que no nos encontremos con lo contrario)?

Saludos.
El término

Ender el Xenocida dijo...

Gracias.
Evidentemente, se puede comparar el poder del principio de Conservación de la Energía en Física con el del Teorema de Pitágoras en matemáticas.
Lo que comparo es la importancia de las implicaciones de ambos en sus respectivas disciplinas. Y la Importancia, como la Energía, es igual siempre, no tiene formas ni colores diferentes: es, simplemente, Importancia.

Pero tus dos apuntes van a un concepto más profundo, a los diferentes niveles de los mundos platónico (en el que situaría las definiciones matemáticas) y físico.
Es cierta la contradicción de los términos pero, como casi todas las cosas, el lenguaje se construye en base al uso y no a la coherencia filosófica.

La magnitud física depende del contexto teórico de la física, al igual que los términos filosóficos como Realidad, espíritu, Razón, etc... también dependen del contexto que se esté estudiando. Pero también en matemáticas las definiciones nos dependen del contexto y hay que especificarlas constantemente. Por ejemplo: número, recta, conjunto. Dependen de la teoría matemática que las utilice.
Sólo una definición exhaustiva que nos dé una RECETA para saber cómo interpretar ese concepto puede hacer que llamemos Universal al concepto. Así, la magnitud Intensidad eléctrica en Física está ligada a la receta de cómo debe medirse. Si varía la receta en el futuro (porque nos resulte más útil medir de otro modo), dejará de ser esa magnitud para ser otra, ya que se interpreta que estaremos midiendo otra cosa. Ahí está la Universalidad y la Necesariedad.

Ese es el sentido que yo le doy a Universalidad, tanto en matemáticas como en Física, independientemente de que una se situe en el mundo platónico y otra en el físico.

Saludos.
El concepto.

Edmundo V dijo...

Yo creo que la pretensión de definir los conceptos es siempre ficticia. En el fondo siempre jugamos con conceptos históricamente determinados. Vamos que la propia ciencia se mueve siempre ya en una forma de habla históricamente determinada, en un juego lingüístico que refleja cierta objetividad social. En este punto, ciencia y filosofía no son tan diferentes como parece.

Saludos.

Ender el Xenocida dijo...

Eppur si muove!
:-)

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