jueves, abril 17, 2008

Crítica irreverente al Proslogion de San Anselmo

Top 10 del Márqueting escolástico

Se trata de un librito con 26 pensamientos filosóficos escritos por este benedictino del s.XI.
Todas sus reflexiones intentan convencernos (y convencerse él mismo) de que usando la lógica podemos demostrar la existencia de Dios y explicar las aparentes contradicciones que ello supone.

La idea más importante es el llamado Argumento Ontológico de la existencia de Dios, que aparece ya en la IIª reflexión:

Primero, define a Dios como "aquello más grande de lo cual nada puede pensarse".
Luego, por reducción al absurdo, pasa a demostrar su existencia de este modo:
Supongamos que Dios no existiera realmente y que tan sólo fuera una idea del pensamiento.
Si no existiera, podríamos pensar algo mayor que Dios: algo igual de grande y que además exista. Luego, sería más grande porque existiría.
Pero eso entra en contradicción con nuestra definición de Dios, que era ya lo mayor que podía pensarse. Luego Dios debe existir.

Sigue San Anselmo reflexionando sobre temas tan polémicos como ¿Por qué Dios es a veces misericordioso y otras veces impasible?,¿Por qué a veces Dios castiga a los malos y otras veces los perdona?. En definitiva, ¿Por qué Dios obra de formas opuestas ante una misma cosa?
Para entenderlo, hay que buscar las causas en un lugar o en otro -dependiendo de si castiga o perdona-. Si castiga es que lo ha hecho por los méritos de los malos. Si perdona, lo hace movido por su propia bondad divina. Así que todo se explica a posteriori, haciendo cuadrar las causas con los efectos sólo una vez conocidos los efectos. Por lo que no podemos predecir nada. Como dice San Anselmo, al fin y al cabo, todo lo que veo lo veo por tu luz pero no puedo verte completo.

Sobre el argumento ontológico

El argumento ontológico parece algo confuso al principio, pero provad a cambiar el término grande por perfecto, que sería el sentido implícito que aquí se está dando a Dios. Así, para San Anselmo la existencia de algo es una propiedad que mejora su perfección. Este truco es el que sostiene la lógica del argumento y evidentemente es gratuito. Vaya, que se lo saca de la manga. Esta mezcla de lógica y fe es alucinante e incluso atractiva y debo admitir que apunto estuve tras su lectura de volverme un aférrimo defensor de aquello más grande de lo cual nada puede pensarse (y que, por tanto, debe existir).
Me han impactado mucho las reflexiones del librito, por sus elegantes trucos de prestidigitador. La hermosa poesía que emana de sus palabras recuerda a algunos de los mejores versos religiosos de Lope de Vega o Santa Teresa, que seguramente leyeron a San Anselmo. Sin duda, también impactó a los pensadores de la época y sirvió de alimento moral y filosófico a los descreídos y dubitativos.
Es increíble cómo San Anselmo (anuque aun no era santo) se rompió los sesos intentando casar la fe con la razón vistiéndolo todo de una gran magia espiritual. En estos tiempos en los que, a veces, se critica a la ciencia por inmiscuirse en asuntos tradicionalmente metafísicos como el tiempo o el origen del Universo, no vendría mal recordar cómo la Iglesia ha ido maquillando su propia fe de pura lógica.

¿Principio Holográfico en San Anselmo?

En la reflexión XVIIIª encontramos: La vida, la sabiduría y demás cosas no son partes tuyas, sino que todas son una, y una cualquiera de ellas es todo lo que Tú eres y lo que son todas las restantes.
¿No es esto exactamente la propiedad que define a una imagen holográfica? El paradigma holográfico -tan de moda- aplicado al Universo entero y al estudio de la conciencia debería revisar el texto de San Anselmo. Efectivamente, la única forma de estar entero en cada una de las partes y ser además la suma de ellas es mantener una naturaleza holográfica.

Dios como fotón

En la reflexión XXIIª encontramos la diferenciación del tiempo eterno divino y el tiempo vulgar de los hombres:
Tú eres quien propia y simplemente eres, porque ni tienes pasado ni futuro sino sólo presente, y no puedes ser pensado en ningún momento como no existiendo.
No podemos concebir la No-existencia del fotón, ya que, en tanto que energía pura, no desaparece. En el Sistema en reposo del fotón (lo cual es en sí mismo un caso límite de la Relatividad igual que Dios es un caso límite de la lógica) no hay pasado ni futuro, ya que su tiempo propio es nulo. Entre dos sucesos cualesquiera no hay tiempo. Sólo habita su propio presente eternamente para nosotros. ¿Dios = hν?

Nada que ver con el Tao

Esta búsqueda incesante de Dios -a veces súplica desesperada- se opone frontalmente a la filosofía Taoísta, en la que el Tao -también holográfico, eterno, etc...- es aquello hacia lo cual te acercas si no lo buscas y hacia lo cual no debe nada forzarse a ser, pues el forzar te aleja del fluir universal. Mientras los taoístas renegaban de cualquier filosofía para actuar conforme a su filosofía -paradójico-, es chocante ver los enormes esfuerzos que hacían los escolásticos en el otro lado del mundo por sentir a Dios, por entenderlo y por no alejarse del camino recto. ¿No encierra esto una cierta actitud de sumisión morbosa?

lunes, abril 14, 2008

Crítica irreverente a la Fundamentación de la metafísica de las costumbres de I. Kant

Creced y multiplicaos, categóricamente hablando...

Mi intención no es hacer una crítica profunda sobre el texto de Kant, más bien se trata de plasmar la impresión inmediata de alguien que no es experto en filosofía y que intenta leer el texto como quien lee una novela cualquiera una tarde de domingo, sin pretensiones de llegar a entenderlo pero también con la valentía que da la ingenuidad, la ignorancia y el simple sentido común.

El texto va encaminado a convencernos de que debe existir un mandato interno en todos nosotros, a modo de ley moral, más allá de la cultura, los intereses concretos de cada uno o la situación personal, que nos llevaría a actuar de un modo bueno. "Bueno" aquí significa conforme al mandato moral, que él denomina Imperativo Categórico.

Toda su demostración filosófica se basa en lo siguiente:
El hombre tiene dos naturalezas: el hombre en tanto que miembro del mundo sensible, con sus intereses, sus apetitos, deseos, habilidades, etc… y el hombre en tanto que miembro del mundo inteligible, el de la Razón.
Para Kant, la Razón es un fin en sí misma, y por ello, debe ser libre, ya que no está supeditada a nada. Esa libertad es la que le da el Imperativo Categórico. La libertad es una propiedad de la voluntad, que es un atributo de los seres racionales. Así, cumplir el deber del imperativo no es una obligación, es más bien el ejercicio de la libertad propia de la Razón. Sólo actuando moralmente, siguiendo el Imperativo Categórico, somos realmente libres.
¿Y cuál es el Imperativo Categórico? Realmente sólo puede darse su forma, no su contenido, puesto que no puede tener ninguna finalidad concreta.

Su forma es: “Actúa según máximas que puedan tenerse como leyes Universales
Dicho de otro modo, en lenguaje de la calle: “No desees para tu vecino lo que no quieras para ti”.
Mi abuela, que nunca leyó a Kant, siempre utilizaba ese dicho. He aquí una prueba de la enorme influencia que debió tener la obra del ilustre filósofo. Aunque, tal vez, fue al revés. ¿Qué fue antes?, ¿el dicho popular o el texto de Kant?

1ª Impresión

Kant era un genio de la lógica.

2ª Impresión

Sus razonamientos son impecables, salvo por el error de partir de una premisa falsa. Kant concibe la Razón como algo que habita fuera del mundo sensible, cuando todo el mundo sabe que aquello que llamamos Razón no es más que un conjunto de sensaciones (entre ellas, la ilusión del propio yo) que han sido el resultado de un proceso evolutivo de millones de años. La Razón es pues, un producto sensible, al igual que los pulgares oponibles, el menisco o la vesícula biliar. Resultó una buena cosa en algún momento de nuestro pasado genético y ahí se ha quedado, un montón de células especializadas cuya percepción y uso llamamos Razón.
Si todo es parte de un producto sensible o, mejor dicho, sólo hay un mundo, (no dos, como decía Platón) ya no tiene sentido el razonamiento de Kant y la Razón ya no es un fin en sí misma:

La Razón no es un fin en sí misma LUEGO No es libre LUEGO No requerimos de ningún Imperativo Categórico que dé sentido a la libertad de la Razón

Todo se va al garete!

3ª Impresión

Y sin embargo…este Kant quizá no iba muy mal encaminado.
Incluso desde una perspectiva evolucionista podríamos admitir que existe una especie de Mandato programado en los genes: “creced y multiplicaos”, o “el acervo genético debe perdurar” o “Show must go on”, como diría el también filósofo Freddie Mercury. Así, ese mandato que buscaba Kant, parece haberlo encontrado la Biología, pero ya no habita en la Razón individual ni pertenece a un mundo platónico de lo inteligible: ahora se encuentra en forma de estructura matemática en los cromosomas que habitan cada célula de nuestro sensible cuerpo, por decir algo. De este modo, al igual que afirmaba Kant, sólo abstrayéndonos de lo cultural, los intereses particulares y todas esas cosas que nos confunden, podemos encontrar un mandato Universal.

Su forma sería: “Actúa de modo que tu acervo genético tenga la mayor probabilidad de perdurar

Claro, ahora el problema es que el objeto del mandato ya no sería el propio individuo sino todo el acervo genético al cual pertenece. Así, a pesar de que un individuo tenga inclinaciones suicidas quizá está cumpliendo el Imperativo Categórico Evolucionista:

Eres débil, estás deprimido, tus genes son una mierda. Mejor no te reproduzcas y que tus genes defectuosos desaparezcan contigo. Hay otros cuerpos que comparten tu mismo acervo genético en los que es más prioritario invertir los recursos”.

Hemos llegado a la ley de la Selva -incluyendo el altruismo animal como estrategia de supervivencia-, ya que ésta sería la única ley realmente moral, si es que existe una moral universal. Mejor dicho, una pseudo-moral, porque no se ubicaría únicamente en el individuo. Además, todas las demás leyes están basadas en intereses particulares, ¿verdad?

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