lunes, abril 14, 2008

Crítica irreverente a la Fundamentación de la metafísica de las costumbres de I. Kant

Creced y multiplicaos, categóricamente hablando...

Mi intención no es hacer una crítica profunda sobre el texto de Kant, más bien se trata de plasmar la impresión inmediata de alguien que no es experto en filosofía y que intenta leer el texto como quien lee una novela cualquiera una tarde de domingo, sin pretensiones de llegar a entenderlo pero también con la valentía que da la ingenuidad, la ignorancia y el simple sentido común.

El texto va encaminado a convencernos de que debe existir un mandato interno en todos nosotros, a modo de ley moral, más allá de la cultura, los intereses concretos de cada uno o la situación personal, que nos llevaría a actuar de un modo bueno. "Bueno" aquí significa conforme al mandato moral, que él denomina Imperativo Categórico.

Toda su demostración filosófica se basa en lo siguiente:
El hombre tiene dos naturalezas: el hombre en tanto que miembro del mundo sensible, con sus intereses, sus apetitos, deseos, habilidades, etc… y el hombre en tanto que miembro del mundo inteligible, el de la Razón.
Para Kant, la Razón es un fin en sí misma, y por ello, debe ser libre, ya que no está supeditada a nada. Esa libertad es la que le da el Imperativo Categórico. La libertad es una propiedad de la voluntad, que es un atributo de los seres racionales. Así, cumplir el deber del imperativo no es una obligación, es más bien el ejercicio de la libertad propia de la Razón. Sólo actuando moralmente, siguiendo el Imperativo Categórico, somos realmente libres.
¿Y cuál es el Imperativo Categórico? Realmente sólo puede darse su forma, no su contenido, puesto que no puede tener ninguna finalidad concreta.

Su forma es: “Actúa según máximas que puedan tenerse como leyes Universales
Dicho de otro modo, en lenguaje de la calle: “No desees para tu vecino lo que no quieras para ti”.
Mi abuela, que nunca leyó a Kant, siempre utilizaba ese dicho. He aquí una prueba de la enorme influencia que debió tener la obra del ilustre filósofo. Aunque, tal vez, fue al revés. ¿Qué fue antes?, ¿el dicho popular o el texto de Kant?

1ª Impresión

Kant era un genio de la lógica.

2ª Impresión

Sus razonamientos son impecables, salvo por el error de partir de una premisa falsa. Kant concibe la Razón como algo que habita fuera del mundo sensible, cuando todo el mundo sabe que aquello que llamamos Razón no es más que un conjunto de sensaciones (entre ellas, la ilusión del propio yo) que han sido el resultado de un proceso evolutivo de millones de años. La Razón es pues, un producto sensible, al igual que los pulgares oponibles, el menisco o la vesícula biliar. Resultó una buena cosa en algún momento de nuestro pasado genético y ahí se ha quedado, un montón de células especializadas cuya percepción y uso llamamos Razón.
Si todo es parte de un producto sensible o, mejor dicho, sólo hay un mundo, (no dos, como decía Platón) ya no tiene sentido el razonamiento de Kant y la Razón ya no es un fin en sí misma:

La Razón no es un fin en sí misma LUEGO No es libre LUEGO No requerimos de ningún Imperativo Categórico que dé sentido a la libertad de la Razón

Todo se va al garete!

3ª Impresión

Y sin embargo…este Kant quizá no iba muy mal encaminado.
Incluso desde una perspectiva evolucionista podríamos admitir que existe una especie de Mandato programado en los genes: “creced y multiplicaos”, o “el acervo genético debe perdurar” o “Show must go on”, como diría el también filósofo Freddie Mercury. Así, ese mandato que buscaba Kant, parece haberlo encontrado la Biología, pero ya no habita en la Razón individual ni pertenece a un mundo platónico de lo inteligible: ahora se encuentra en forma de estructura matemática en los cromosomas que habitan cada célula de nuestro sensible cuerpo, por decir algo. De este modo, al igual que afirmaba Kant, sólo abstrayéndonos de lo cultural, los intereses particulares y todas esas cosas que nos confunden, podemos encontrar un mandato Universal.

Su forma sería: “Actúa de modo que tu acervo genético tenga la mayor probabilidad de perdurar

Claro, ahora el problema es que el objeto del mandato ya no sería el propio individuo sino todo el acervo genético al cual pertenece. Así, a pesar de que un individuo tenga inclinaciones suicidas quizá está cumpliendo el Imperativo Categórico Evolucionista:

Eres débil, estás deprimido, tus genes son una mierda. Mejor no te reproduzcas y que tus genes defectuosos desaparezcan contigo. Hay otros cuerpos que comparten tu mismo acervo genético en los que es más prioritario invertir los recursos”.

Hemos llegado a la ley de la Selva -incluyendo el altruismo animal como estrategia de supervivencia-, ya que ésta sería la única ley realmente moral, si es que existe una moral universal. Mejor dicho, una pseudo-moral, porque no se ubicaría únicamente en el individuo. Además, todas las demás leyes están basadas en intereses particulares, ¿verdad?

10 comentarios:

Edmundo V dijo...

Comencemos por tu segunda impresión.

Lo realmente interesante e importante en Kant no es el origen de la razón en sí misma, esto es, si ésta es producto de la evolución natural, si es un don divino, si es resultado de fuerzas neuronales, etc.

Lo que afirma Kant es que a fin de cuentas tenemos una facultad, la razón que es un espacio vacío, fuera de toda facticidad, interés, etc. que nos permite realizar juicios no contingentes sino por el contrario juicios de iure, esto es, estrictamente de razón.

Pongámos un ejemplo: "2+2=4". Para Kant éste juicio es universal y necesario, no depende de el que lo afirma, de sus circunstancias, que sea chino, hindú, pobre o rico, y además, es así y no puede ser de otra manera. Las matemáticas en general son el producto más genuino de ese ámbito vacío, libre de toda facticidad. Si en una clase de la licenciatura de Física un profesor te demuestra el Teorema de Pitágoras, no se te ocurrirá decirle al profesor que eso que ha demostrado, esto es, que "la suma de los catetos al cuadrado es igual a la hipotenusa al cuadrado", lo dice porque él es japonés, rico o cojo, tampoco podrás deducir a partir de las premisas del teorema otra cosa que lo que el propio profesor te ha demostrado.

Kant, y él es consciente de que esto es algo más complicado, intenta extrapolar todo esto al ámbito de la moral. Los actos morales son aquellos que actúan de acuerdo a juicios morales, esto es, aquellos juicios igualmente afirmados de iure, esto es, afirmados desde ese espacio vacío, ajeno a toda facticidad, los que afirmamos como seres estrictamente racionales, nuevamente, los universales y necesarios. El Imperativo Categórico cae dentro de estos juicios.

Ender el Xenocida dijo...

Gracias por tu comentario.
Kant habla del origen de la Razón y lo hace en negativo: dice de dónde no procede la Razón y no procede, según él, de lo sensible. Por eso puede decir que la Razón es un espacio vacío.

Estoy de acuerdo en que la Razón es Universal intersubjetivamente para la especie humana. Entiendo Universalidad sólo en ese sentido: en el ámbito de nuestro propio mundo. Ahí es donde vive la moralidad de Kant, ¿no?
Pero, más allá de eso, la matemática y el 2+2=4 son un producto de lo sensible, no están libres de facticidad si ampliamos el ámbito en el que las estudiamos. Nuestra situación específica en este lugar del Universo nos ha hecho máquinas de contar, de calcular. ¿Quién nos asegura que otras inteligencias en otros mundos no procesan lo sensible de modos diferentes? Sin contar unidades, sin fragmentar la realidad en porciones, y por tanto sin utilizar la geometría o el álgebra al que estamos habituados.
Desde luego no podemos negar esa posibilidad. En esa situación esa hipotética inteligencia podría decirnos: "Tu demostración del Teorema de Pitágoras sólo es válida para ti, la entiendes y la aceptas sólo porque eres humano"

Primero tuvimos que aprender a no ser el centro del Universo, luego a no ser el centro del Sistema Solar, luego a no ser el único ser inteligente de la Tierra, luego a no habitar el único Sistema solar...
quizá debamos admitir no sólo que nuestra inteligencia no es la única sino que su funcionamiento no es Universal.

Saludos!

Edmundo V dijo...

No no. Una cosa es si la razón tiene su origen en lo sensible y otra cosa es que la razón en sí, sus productos, son algo completamente inteligible, no sensible. Son dos cosas completamente separables desde la perspectiva dualista de Kant. Kant por lo general habla del origen de los juicios, no de la razón misma, esto no le interesa tanto y no es lo importante para Kant.

Nuevamente confundes niveles. Una cosa es el análisis genético de cómo hemos llegado a construir juicios analíticos, por ejemplo, "2+2=4", otra cosa es que ahora, esa afirmación es de iure, no contingente, es universal y necesaria. Justo por las razones que aludía arriba ejemplificándolas con tu profeso de Física.

Respeto al marciano. Kant podría admitir otras formas de racionalidad, y, por tanto, otros mundos, cabe no olvidar que para Kant el mundo es postulado por el sujeto, es constituido a partir de su estructura trascendental luego sería factible que para un marciano su racionalidad y, por tanto, su mundo, fueran otra cosa. Y otra cosa más importante todavía: esta misma hipótesis que realizas te diría a Kant es parte de tu propia forma de racionalidad, de tu mundo.

Saludos.

Ender el Xenocida dijo...

Hay una especie de justificación que hace Kant en el 3er capítulo del libro. Dice que las representaciones que hacemos de lo que proviene de los sentidos no nos dan información sobre la cosas en sí. Y que detrás de los fenómenos hay algo que no es fenómeno. Y aquí hace la analogía: el hombre también es entendido como fenómeno y habla de entendimiento, y lo distingue de la Razón que sería la base profunda que subyace al entendimiento, pero que no es un mero fenómeno.
Entiendo que de un modo indirecto, sí se atreve a justificar la existencia misma de la Razón, mediante ese tipo de analogías, aunque son algo vagas y ciertamente no le interesa profundizar en ellas.

En tu segundo párrafo dices lo mismo que he dicho yo: que en el ámbito humano restringido, ese ahora que tú dices, vale la Universalidad de la que habla Kant. Así entiendo yo también la Universalidad. Justamente he distinguido esos dos niveles explícitamente, esos que dices que he confundido, si lees con atención mi comentario anterior.

Saludos.

Edmundo V dijo...

Primero:

Hoy a las 22h en la renfe.

Segundo:

El sujeto trascendental, su racionalidad, tiene tres niveles (+1 que no cito aquí): intuición pura, entendimiento y razón. Las sensaciones dan el material que sintetizan las intuciones puras (espacio y tiempo), el entedimiento ordena el resultado de la síntesis precedentes de acuerdo a sus categorías (causalidad, cualidad, extensión, etc. (son doce)) y, finalmente, la razón elabora juicios a partir de las síntesis realizadas por el entendimiento.

Hay otra dimensión del sujeto trascendental que hoy todavía da mucho que hablar, (Heidegger, Ricoeur, Hegel, se rompieron la cabeza con ella): la imaginación trascendental. ¿Cae ésta última dentro de la actividad espontánea del entendimiento?, ¿es previa?, ¿los propias intuiciones son resultado de la imaginación? Este punto es apasionante.

Ender el Xenocida dijo...

Si quieres te repondo yo.
La imaginación es un ensayo de la verdadera actuación, que es entender lo sensible.
Y ya sabemos que sin ensayar, luego fallamos en las actuaciones. De ahí la necesidad de la imaginación.

Saludos.

José dijo...

La razón no puede proceder de la evolución, porque es por la razón que sabemos que hubo una evolución. No podemos decir: "Nuestra razón ha evolucionado de tal manera que nos ha hecho creer que hubo una evolución. Claro, si hubiese evolucionado de otra manera distinta, nos habría hecho creer en el fijismo". No podemos estar al mismo tiempo dentro y fuera de nuestra razón. Dentro, para decir que la razón muestra que hubo una evolución; fuera, para decir que la razón misma es un fruto contingente de la evolución.

Ender el Xenocida dijo...

Gracias, Jose.
Dices que "La razón no puede proceder de la evolución, porque es por la razón que sabemos que hubo una evolución". Siguiendo tu argumento, diremos que "Los procesos que intervienen en el raciocinio no pueden tener nada que ver con las señales eléctricas, porque es por la razón que sabemos describir esas señales", o bien, "Los procesos que intervienen en el raciocinio no pueden tener nada que ver con las hormonas, porque es por la razón que hemos sabido que hay hormonas y conocemos cómo actúan". Sin embargo, la ciencia médica y en particular la neurociencia dicen lo contrario. Miles de personas, ingentes cantidades de dinero en investigación, trabajos científicos y aplicaciones en la salud mundial son simplemente humo, ya que según tú, provienen de una razón que no deberíamos ser capaces de estudiar, pues lo hacemos siempre, irremediablemente, usando la razón. Saludos.

Anónimo dijo...

Tu segunda impresión parte del presupuesto de que el imperativo categórico y el "no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti" son lo mismo, y sin embargo, como explica el autor de "Justicia" Michael J. Sandel, esta regla popular depende de hechos contingentes, de cómo quiera la gente que se la trate. El imperativo categórico exige que salgamos de nuestra condición empírica y respetemos a las personas por el mero hecho de ser racionales, no dependiendo de lo que uno desearía para sí. Sandel lo ejemplifica muy bien con la "mentira piadosa", que se adecúa al dicho popular pero no al imperativo categórico.

Por otra parte, muchas gracias por esta entrada tan interesante y tan llena de reflexión.
Un saludo.

Ender el Xenocida dijo...

Gracias por la matización!
Un saludo.

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